COFRADIA DEL NIÑO DIOS

sábado, 6 de febrero de 2010

EL NIÑO DIOS RENACIÓ EN GALISTEO

Galisteo renovó ayer la tradición mantenida desde hace siglos por los 33 miembros de la Cofradía del Niño Dios. Hubo procesión, carantoña y auto sacramental en la plaza del pueblo.

Galisteo vive el Día de la Navidad de una manera especial. La Cofradía del Niño Dios, formada por 33 hombres, representa cada 25 de diciembre un auto sacramental en la plaza del pueblo. Es una tradición que se mantiene al menos desde el siglo XVI.

Aurelio Pereira conoce los festejos del Niño Dios desde chico. Ahora tiene 70 años y vive en su pueblo, Galisteo, donde volvió después de 40 años trabajando fuera. "De cualquier manera cuando no residía aquí venía en Navidad para no perderme todo esto".

Y es que las Navidades en Galisteo son especiales. Hay una cofradía, la del Niño Dios, que empieza a calentar motores el 1 de Noviembre, anunciando con instrumentos por las calles del pueblo que ya huele a fiesta, a auto sacramental, carantoña y procesión. Son 33 hombres, con un mayordomo al frente (Arturo Matías Matías, este año), que, entre otras misiones, se aprenden los papeles del auto sacramental que se representa los días de Navidad y víspera de Reyes- este año la última fecha quizás se traslade al 2 de Enero -. Según los documentos más antiguos que han encontrado esta ceremonia se repite, como mínimo, desde el siglo XVI.

Solamente hay hombres en la cofradía.

En la cofradía no son 33 miembros porque sí. "Ese número simboliza la edad de Cristo cuando murió", explica el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Galisteo, Felix García Arenas. La única concesión que se permite a la mujer en toda esta historia es la de soportar sobre su cabeza la cuna del Niño Dios durante las procesiones. "Lo hace la mujer del mayordomo, y si es viudo pues alguna hembra de la familia", cuenta la madre de "Los Chiquetes", que tiene a su marido, sus dos hijos y algún sobrino en la cofradía. Todos al mismo tiempo, una situación que no es muy habitual, señala el concejal.

De la cofradía no se va nadie. Si se sale es con los pies por delante, porque pertenecer a este grupo es todo un orgullo que se transmite de padres a hijos. Hay por tanto lista de espera y cuando queda alguna vacante se vota al posible próximo cofrade con garbanzos y altramuces. "Los que quieren que entre pone un garbanzo y los que no, un chocho, indica el concejal."

Los festejos empiezan en Nochebuena. Los cofrades van pasando por casa de los otros cofrades y les preguntan si quieren que canten o recen- esta última posibilidad suele elegirse cuando ha habido algún muerto en la familia durante el año -. Los instrumentos y los villancicos que se cantan o bailan no tienen nada que ver con los que generalmente se conoce. Utilizan unas castañuelas inmensas, cajas y botijos de los que hacen salir un sonido muy especial.

El día de Navidad se lleva al Niño en procesión hasta la iglesia y después de la misa se devuelve a casa del mayordomo de turno, que es quien lo guarda durante el año de su mandato, con todo el pueblo detrás.

Es entonces cuando se vive uno de los momentos más paganos de la fiesta. Uno de los cofrades se desliga del grupo para irse a disfrazar de carantoña, con una careta y ropas que se consigue asustar incluso a los mayores del pueblo. De lo que se trata es de simbolizar la matanza de los inocentes que capitaneó Herodes. "Ahora asustan menos, porque los niños están más acostumbrados a ver cosas raras en la tele, pero no creas, que todavía sigue imponiendo respeto", apunta Aurelio Pereira.

El paso siguiente a la carantoña es el auto sacramental que se representa tras la comida en un tablado montado junto al Ayuntamiento. Lo ha elegido el mayordomo entre los muchos que se encuentran en un libreto de la Cofradía. Él se encarga también de elegir a los actores y de dar ese día una comida en su casa a la que, además de a los cofrades, puede invitar a quien quiera. "Lo demás, el desayuno, la merienda, la cena... es a puerta cerrada y hay incluso un cofrade comiendo de pie para que no entre nadie que no sea del grupo".

En Galisteo no se plantean si es del todo acertado que haya o no mujeres en la Cofradía, o que los cofrades realicen algunas de sus funciones en privado. Se limitan a disfrutar de la parte de fiesta que se vive en la calle y a recibir con vivas y saludos en voz alta al Niño Dios, que cada Navidad nace en Galisteo de una manera especial.

PILAR ARMERO. Galisteo

Texto extraído del DIARIO HOY de Extremadura de fecha 26/12/98.